Liébano Sáenz
Política y economía marchan por senderos distintos. Uno de los retos mayores para aquella, más en tiempos de globalidad, es el de ser consecuente con las condiciones que fortalecen el desarrollo económico. Hay quien asume que la política debe prevalecer sobre la economía, pero la realidad es que la economía, tarde o temprano, es la que tiende a imponer su agenda y sus prioridades en las naciones, indistintamente al signo u origen político o ideológico de sus gobiernos.
En el caso de México, desde hace casi un cuarto de siglo, se ha podido mantener alejado el riesgo de una crisis y sus perniciosos efectos. Merced a la estabilidad macroeconómica alcanzada, a la que nos acostumbramos a ver como parte del paisaje, no hemos justipreciado ese logro al que llegamos después de los años turbulentos de las décadas de los 70’s y 80’s. El costo de estabilizar la economía fue muy alto y se acompañó de un cambio en el régimen de gobierno, que acotó la Sigue leyendo