Los partidos y sus batallas íntimas


Liébano Sáenz

Mantener la cohesión y la unidad al momento de seleccionar  los candidatos presidenciales ha sido uno de los mayores retos de los partidos. Como fruto de una cultura no democrática, la crítica y la disidencia internas son vistas desde las cúpulas partidistas como agentes instigadores del orden, como amenazas que deben ser contenidas a toda costa. La unidad ha sido percibida como punto de partida, no de llegada. No habrá democracia efectiva mientras los partidos no la interioricen a la hora de tomar sus decisiones fundamentales.

Históricamente, al PRI le han costado caras las diferencias internas porque no se ha consolidado una tradición que permita conducir y legitimar las discrepancias en el seno del partido. Así surgió en los ochenta la corriente democrática que daría origen al PRD, y la alternancia en muchos estados se ha dado con priístas disidentes. Hoy día, los procesos aliancistas más exitosos han sido abanderados por candidatos formados en el PRI. Sigue leyendo